La lectura es una actividad que no requiere de grandes inversiones y que, sin duda, nos dota de una gran distracción y soporta, día a día, nuestro aprendizaje. Hoy es el día más importante para nosotras, todas las personas que hemos encontrado en la literatura una gran aliada, un lugar especial en el que no importa quién seas.
Leer, y hacerlo sin descanso, se convirtió, desde que aprendí a hacerlo, en una actividad que me libró, no pocas veces, de una sociedad que no me entendía. O que no quería hacerlo. Por eso hoy, a todas esas personas que leen y/o escriben, les quiero trasladar un gran abrazo (con distancia de seguridad incluida) y agradecerles el que apuesten por la cultura.
Lectura
La cultura. Ese gran abanico de oportunidades, de realidades, de emociones, de sensaciones, de risas, de llantos, de sueños. Ese gran baúl que hizo posible soñar con Ahora Diario, como os contamos en el primer editorial que tuvo lugar hace unos meses, cuando estábamos empezando una andadura muy especial: la creación de un digital distinto a los que ya estaban en activo.
Somos mejores personas gracias a la cultura. Gracias a la lectura. Gracias a las centenares de miles de personas que decidieron, algún día, dejar sus ideas plasmadas en sus obras y, a futuro, hacernos conocedores de todo lo que algún día pensaron.
Recomendaciones
En este texto, no quiero perder la oportunidad de daros un par de consejos para este día del libro. Aquí van mis recomendaciones literarias:
Sira: La Segunda Gran Guerra llega a su fin y el mundo emprende una tortuosa reconstrucción. Concluidas sus funciones como colaboradora de los Servicios Secretos británicos, Sira afronta el futuro con ansias de serenidad. No lo logrará, sin embargo. El destino le tendrá preparada una trágica desventura que la obligará a reinventarse, tomar sola las riendas de su vida y luchar con garra para encauzar el porvenir.
Bellísimo Hervé: Este relato, crónica de la vida de Fonsi Trebi, un escritor
gay nacido a principios de la década de los sesenta, es como una cámara del tiempo por la que transcurren casi cincuenta años a caballo entre dos siglos: el sida, el amor, cierta amistad, fundida en una suerte de paternidad foucaultiana
, y sobre todo el mundo de la literatura, en esa mítica Barcelona de los escritores, editores y agentes, que parece agonizar sin remedio, pero no tanto como para que no siga sonando, fuerte y clara, la imperecedera voz de los escritores muertos.